Minerales y rocas

PIRITA


La pirita ha engañado a más de un buscador inexperto de oro por su semejanza con el metal precioso (por eso se la denomina “oro de los locos”); las inclusiones doradas que aparecen en el lapislázuli, por ejemplo, son de pirita.
La pirita es un sulfuro de hierro que contiene el 46,5 % de este metal y el 53,5 % de azufre. Puede contener pequeñas cantidades de arsénico, níquel, cobre y oro. El color amarillo latón, el brillo metálico y la falta de exfoliación la hacen parecida al oro, pero la pirita es más dura, su raya es gris, no se raya con la navaja y, al contrario que el oro, se altera con facilidad. En ambientes húmedos se transforma en ácido sulfúrico y en diversos productos (óxidos marrón-rojizos de hierro y sulfatos fibrosos blancos. Por eso se la debe conservar en lugares secos y no hay que lavarla con agua. Los experimentos de combustión de la pirita deben ser hechos en lugares abiertos, ya que el dióxido de azufre que se forma es nocivo para el organismo. Pulverizada y puesta sobre el fuego, la pirita arde con llama azulada y con un fuerte olor de azufre. Con mucha frecuencia la pirita aparece en forma de cristales de gran perfección. Sus cubos, de caras lisas o estriadas, son fácilmente distinguibles. En ocasiones, los vértices de estos cubos están truncados por caras triangulares que evidencian la presencia del octaedro, su forma cristalográfica más típica. Muy común es también la forma pentagonododecaédrica: en ese caso, las caras pentagonales no tienen los lados iguales entre sí. Las maclas son abundantes, pero la exacta identificación no es fácil: la macla en cruz de hierro está formada por dos pentagonododecaedros.
La pirita es uno de los minerales más comunes que se pueden formar en todos los ambientes geológicos: sobre todo se presenta en filones hidrotermales con otros sulfuros metálicos, en rocas metamórficas con serpentina y en mármoles, casi siempre en cristales perfectos, pero también en agregados masivos.
En España se localizan algunas de las más importantes reservas de pirita conocidas. Destacan los yacimientos de Río Tinto, Hueva, explotados desde hace 30 siglos. Otros yacimientos de menor importancia están en Cartagena, Murcia y Santander. Hermosos ejemplares bien cristalizados proceden de diversas localidades de La Rioja, como Ambas Aguas y Navajún. En el año 1985 se encontró allí un extraordinario ejemplar de 35 kilogramos de peso con múltiples cristales cúbicos.
En el siglo XVI la pirita era utilizada como piedra foguera de los eslabones de las armas de fuego, pero por su fragilidad fue pronto sustituida por el sílex. Debido a su alto contenido en azufre, la pirita no se emplea, por lo general, como mena de hierro. Su principal aplicación es la obtención de ácido sulfúrico. Con frecuencia, de las piritas también se puede extraer cantidades apreciables de cobre y oro.

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