Minerales y rocas

RODICITA


La rodicita es un mineral muy raro, tanto que sólo se ha encontrado en tres países: Madagascar, Rusia y Gran Bretaña. Se trata de un borato del grupo de la hambergita que contiene elementos poco comunes, como el cesio y el berilio. El origen de su nombre es incierto, aunque según algunas fuentes derivaría de un término griego que significa “rosado”, pues parece que los primeros ejemplares descubiertos en Rusia eran de dicho color. Según otros estudiosos, sin embargo, aludiría al hecho de que esta especie funde a la llama de un mechero, lo que le da al mineral un color primero verde y después rojo.
La rodicita es un borato y, como tal, pertenece a la clase de los carbonatos. Químicamente está formada, además de por boro y oxígeno, por potasio, cesio, aluminio y berilio. Con frecuencia también puede contener rubidio, litio y sodio.
Cristaliza en el sistema cúbico, en individuos dodecaédricos o tetraédricos, de hasta dos centímetros.
Este mineral es incoloro, blanco o amarillo tenue. Es transparente o translúcido, con brillo de vítreo a adamantino. De exfoliación difícil, la rodicita tiene una fractura concoidal y es bastante pesada. Su dureza (8,5 en la escala de Mosh) es la más alta entre los boratos. Insoluble en los ácidos, esta especie puede llegar a fundirse a la llama de un mechero. Si es expuesta a los rayos ultravioleta manifiesta una débil fluorescencia de color amarillo.
Se conocen muy pocos yacimientos de este complejo borato. Se ha encontrado, por ejemplo, en algunas pegmatitas de Madagascar, que también contienen rubelita rosada; las localidades más conocidas son Antandrokomby (cerca del monte Bity), Manja, Ambalanilaifotsy y Ambatofinandrohama. También se ha hallado en los Urales rusos, siempre en rocas pegmatíticas, en Mursinka, localidad donde fue descubierta y descrita, aparece asociada a rubelita y cuarzo.
Por último se encuentra rodicita en Meldon, cerca de Okehampton (Devon, Gran Bretaña).
En el caso en que los ejemplares sean límpidos, la rodicita se puede emplear en gemología gracias a su elevada dureza. Su rareza, sin embargo, impide su uso comercial, motivo por el que el borato tiene un exclusivo interés científico y coleccionístico.

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