ORO
Su nombre deriva del latín aurum, de probable origen indoeuropeo. Quizás fue el primer mineral conocido por el hombre.
Por sus extraordinarias características, el oro ha sido utilizado desde hace muchos siglos como medio de intercambio comercial. En un principio, los mercaderes lo recibían, debidamente pesado, por sus mercancías. Para evitar las sucesivas pesadas se acuñaron las primeras monedas que mediante incisiones indicaban su peso exacto.
Desde principios del siglo XVIII hasta la primera guerra mundial, la escasez del metal y su continua subida de precio han acabado con esta función del oro. Sin embargo, aún en la actualidad las reservas de los bancos centrales de los estados más poderosos contienen grandes cantidades del rey de los metales.
El oro es blando, muy pesado (pesa el doble que la plata) y el más dúctil y maleable de los minerales. De un gramo de oro es posible obtener 2.000 metros lineales de un hilo muy fino. Buen conductor del calor y de la electricidad, es insoluble en los ácidos y sólo se disuelve en agua regia (mezcla de los ácidos nítrico y clorhídrico concentrados).
Los cristales de oro, muy raros y pequeños, son de forma cúbica, octaédrica o rombododecaédrica. Con más frecuencia se presenta en forma de láminas, masas irregulares, dendritas, filamentos y pepitas.
Raramente el oro se presenta en estado puro. Por lo general aparece en aleación con otros metales, como la plata, el cobre y el mercurio y, más raramente, paladio y rodio.
El valor comercial de las aleaciones del oro se medía tradicionalmente en quilates, pero en la actualidad tiende a expresarse en milésimas. El oro que más comúnmente se emplea en joyería es el de 18 quilates o 750/1000, lo que significa que contiene un 75% de oro. El oro puro, en forma de lingotes, constituye las reservas de los bancos centrales de los estados.
El oro se encuentra en dos tipos de yacimientos. En los primarios aparece en filones hidrotermales cuarzosos de elevada temperatura (en los que difícilmente es visible a simple vista), asociado a pirita y arsenopirita. En los yacimientos secundarios, denominados placeres, el oro se encuentra en depósitos de gravas y arenas procedentes de la erosión de yacimientos primarios. El oro se encuentra en el agua del mar en una concentración de 0,1 – 2 miligramos por cada 100 litros.
En todos los continentes hay yacimientos de oro más o menos importantes. Los más conocidos fueron los de California (descubiertos en 1848), de Australia (1851) y Alaska (1800), que dieron lugar a la famosa fiebre del oro.
Los romanos, en tiempos de Plinio (siglo I d.C.), extraían anualmente 6.500 kilogramos de oro de la Península Ibérica.
En la actualidad el principal productor de oro es la República de Sudáfrica, con riquísimos yacimientos en Witwatesrand.
El segundo productor, a gran distancia, es la C.E.I. En los últimos años han descubierto yacimientos de oro muy importantes en Papúa Nueva Guinea.
En España no hay en la actualidad yacimientos de oro en explotación, pero en el pasado se explotó en Rodalquilar (Almería) y en las arenas auríferas de diversos ríos, como el Darro, el Sil, el Miño y el Roladrón.
El oro se distingue de la pirita y de la calcopirita, que tienen un color similar, porque al ser muy maleable se aplasta y se dobla con facilidad y no se fragmenta al presionarlo.
Se las láminas de mica, frecuentes en las arenas y que tienen reflejos dorados, se diferencia por la gran exfoliación de éstas, que además son muy ligeras.
Además de en joyería y orfebrería, otros usos importantes se dan en electrónica, astronaútica, medicina, etc.
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